Introducción a la obra
Esta obra aspira a ser un instrumento útil, práctico y de consulta tanto para noveles abogados como para cualquier otro interesado no avezado en el tema.
Entonces deviene elemental, en primer término, comprender acabadamente la constitución y la dinámica del contrato de compraventa y analizar sus elementos esenciales y particulares, pues solo así se estará en condiciones de determinar la posible exigibilidad de la consecuente obligación de escriturar. No es en vano cualquier extensión que ello irrogue.
A renglón seguido, se impone evaluar la configuración del incumplimiento, su exigibilidad y las alternativas contractuales más ventajosas en cada caso particular, como una forma de elegir el camino jurídico más idóneo.
Desde hace muchas décadas se vivencia en América Latina un proceso llamado de informalidad inmobiliaria, que abarca un buen número de individuos que adquirieron onerosamente sus fundos y que, por causas exógenas, no han podido escriturarlos. Va de suyo también un tratamiento de tal temática pues, inexorablemente, obliga a analizar con detenimiento, de manera previa, las diferentes opciones (en su mayoría, estatales y administrativas) para darle solución, ya que si bien muy a menudo no implican litigar, sí, en cambio, precisar el asesoramiento previo al que acuden muchos particulares a la consulta abogadil.
También se efectúan en esta obra numerosas citas jurisprudenciales, en su mayoría muy recientes. A veces se transcriben los fallos involucrados casi por completo, lo que no obedece a una comodidad del autor sino a un principio elemental en todo proceso de aprendizaje –pues se aprende con la teoría y también con la práctica–. Luego se desemboca en una reflexión sobre lo anterior, es decir, la praxis en el sentido de Paulo Freire. Nuestros magistrados interactúan diariamente con un número mucho mayor de situaciones litigiosas que el de los propios abogados particulares y así cuentan con una casuística muy superior; por lo tanto, sus conclusiones vuelcan un caudal de conocimiento similar al de los textos de enseñanza jurídicos.
En el mundo actual, con la velocidad creciente de las transacciones, con la digitalización de casi toda la información que involucra las distintas fases del ser humano, con el desarrollo de las monedas cibernéticas y con la exploración de la llamada inteligencia artificial, el Derecho no puede dejar de adaptarse, evolucionar y acompañar este desarrollo. Esto, a su vez, nos obliga a los abogados a la indispensable especialización de las distintas herramientas jurídicas.
Por ello, con gran acierto sostenía Luis Recaséns Siches que “El Derecho se presenta como un conjunto de normas elaboradas por los hombres, bajo el estímulo de determinadas necesidades sentidas en su existencia social, y con el propósito de realizar unos ciertos valores en su vida colectiva” (Vida Humana, Sociedad y Derecho. Fundamentación de la Filosofía del Derecho, pág. 20).Y así rozaba un punto verdaderamente nodal, la constante evolución en las soluciones jurídicas.